Salvia de jerusalén
Phlomis russeliana
División: AngiospermasClase: EudicotiledóneasOrden: LamialesFamilia: Lamiaceae
💛 Phlomis russeliana, conocida como salvia de Jerusalén, es una vivaz de hojas grandes y aterciopeladas que forma tallos altos coronados por verticilos de flores amarillas. Destaca por la disposición escalonada de sus flores, que aparecen en anillos perfectamente ordenados. Su porte arquitectónico y su rusticidad aportan estructura y calidez al jardín.
Originaria de las regiones montañosas de Asia Menor, esta especie se encuentra en hábitats rocosos y secos donde las condiciones son soleadas. Prosperando en suelos bien drenados, presenta un crecimiento erguido y alcanza alturas de hasta 1 metro. Su resistencia a la sequía la convierte en una opción ideal para jardines de bajo mantenimiento. Se reproduce principalmente a través de semillas, que germinan en condiciones favorables, y también puede propagarse mediante esquejes. Además, juega un papel ecológico significativo al atraer abejas y otros polinizadores, contribuyendo a la biodiversidad del ecosistema local.

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☀️ Luz
Prefiere pleno sol o semisombra ligera. En exposición soleada florece con más intensidad y forma matas compactas. En sombra florece poco y se vuelve más laxa. Ideal para jardines secos y bordes soleados.🌡️ Temperatura
Se adapta bien a climas templados y secos, con temperaturas ideales entre 15 °C y 25 °C. Tolera heladas moderadas y veranos calurosos. En invierno entra parcialmente en reposo, rebrotando con fuerza en primavera.💧 Riego
Tolera bien la sequía una vez establecida, pero crece y florece mejor con riegos moderados. Durante la primavera y el verano, conviene regar cada 7–10 días, dejando secar la capa superior del suelo entre riegos. Evita el encharcamiento, ya que el exceso de agua puede dañar las raíces. En invierno, basta con el agua de lluvia.💨 Ambiente
Prefiere ambientes secos y soleados, con buena circulación de aire. No requiere humedad ambiental alta y tolera bien el calor y la sequedad. Ideal para jardines mediterráneos o zonas áridas.🌱 Sustrato
Prefiere suelos bien drenados, ligeros y moderadamente fértiles. Se adapta a terrenos calcáreos o arenosos, con pH neutro a ligeramente alcalino. Tolera la sequía y suelos pobres, pero no el exceso de humedad. Ideal para jardines secos o mediterráneos, donde el drenaje es clave para su longevidad.🍂 Abonado
Agradece un abonado orgánico ligero al inicio de la primavera, con compost o humus de lombriz, para estimular el rebrote y la floración. En suelos pobres, puede repetirse un pequeño aporte tras la floración. Evita los fertilizantes minerales, que pueden alterar su desarrollo natural.🪴 Cultivo
El otoño es el momento perfecto para plantarla, cuando el suelo está húmedo y las temperaturas son suaves. Deja algo de espacio entre ejemplares, ya que forma matas amplias. Si con el tiempo se vuelven densas, divídelas en primavera para mantenerlas vigorosas.✂️ Poda
Después de la floración, corta las espigas marchitas si prefieres un aspecto más limpio, aunque pueden dejarse por su valor ornamental invernal. A finales del invierno, recorta los tallos secos a ras del suelo para preparar el nuevo crecimiento de primavera.🧪 Propagación
Se multiplica por división de mata en primavera o por esquejes semileñosos en verano. La división permite obtener plantas adultas más rápido. También puede reproducirse por semilla, sembrada en primavera sobre sustrato húmedo y bien drenado, aunque las plantas jóvenes tardan en desarrollarse.✨ ¿Algo más?
Recorta las flores secas al final de la temporada para mantener la planta ordenada. Limpia la base de hojas viejas y aplica un acolchado ligero en invierno si el clima es frío.
Foto de SGS, CC BY-SA 4.0
Ubicación
El phlomis se emplea en jardines secos, borduras y macizos mixtos por su floración amarilla y su follaje plateado. Aporta estructura y contraste durante todo el año. Ideal para jardines mediterráneos o sostenibles donde se busca color y resistencia.Acompañantes
La flor de Jerusalén se asocia con vivaces de sol y arbustos mediterráneos, como Lavandula, Salvia o Cistus. En borduras o jardines secos aporta estructura y textura, y combina bien con Eryngium o Perovskia atriplicifolia para un efecto naturalista y duradero.Conócelas también aquí: Lavandula angustifolia, Salvia officinalis.
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